Seguramente tenés algún celular viejo en un cajón, un cargador que ya no funciona o una radio que nadie usa hace años. Todos esos aparatos son residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, o RAEE. Y gestionarlos bien es clave para cuidar el ambiente y la salud.
¿Qué son los RAEE?
Los RAEE incluyen todos los dispositivos que funcionan con electricidad o baterías y que ya no usamos. Acá entran celulares, computadoras, heladeras, televisores, impresoras, juguetes electrónicos, lámparas, entre otros.
Este tipo de residuos crece a un ritmo acelerado: cada persona en el mundo genera, en promedio, más de 7 kg de RAEE al año. En Uruguay, esa cifra ronda los 11 kg por habitante. Y lo más preocupante es que gran parte de estos residuos termina mezclado con la basura común, lo que impide su tratamiento adecuado.
Según el Monitor Mundial de Residuos Electrónicos 2024 de las Naciones Unidas, la generación mundial de residuos electrónicos está aumentando cinco veces más rápido que el reciclaje formal. En 2022 se alcanzó un récord de 62 millones de toneladas de residuos electrónicos, y se prevé que esa cifra alcance los 82 millones de toneladas en 2030.
¿Por qué son peligrosos?
La composición de los artefactos eléctricos y electrónicos está formada en un 72% por materiales reciclables, un 25% por materiales reutilizables y un 3% por residuos peligrosos. Estos últimos, si no se gestionan de forma adecuada, pueden afectar la salud humana y contaminar el ambiente. Entre las sustancias tóxicas más comunes se encuentran el plomo y el mercurio. El plomo está presente en soldaduras de placas electrónicas, tubos de rayos catódicos (como los de televisores antiguos) y baterías. Puede afectar el desarrollo neurológico, especialmente en niños. Por otra parte, el mercurio se encuentra en lámparas fluorescentes, algunas pantallas LCD y equipos médicos. Es altamente tóxico y puede acumularse en organismos acuáticos, entrando en la cadena alimentaria.

A esto se suman los riesgos asociados a las baterías de litio, presentes en celulares, laptops, tablets, herramientas eléctricas y muchos otros dispositivos. Si estas baterías sufren golpes, exposición a altas temperaturas, o son perforadas accidentalmente, pueden sobrecalentarse, incendiarse o incluso explotar. A nivel doméstico, se recomienda almacenarlas en lugares frescos, secos y ventilados, evitar su exposición directa al sol o fuentes de calor, y nunca tirarlas en la basura común.
Estos residuos también contienen materiales valiosos como cobre, oro, aluminio y tierras raras, que se pueden recuperar a través del reciclaje, reduciendo la presión sobre los recursos naturales y evitando impactos ambientales asociados a su extracción.
¿Qué se está haciendo en el mundo?
A nivel mundial, existe un monitoreo constante de la generación de estos residuos. Algunos países ya tienen sistemas muy eficientes para la gestión de RAEE. Un buen ejemplo es Suiza, donde existe una recolección obligatoria desde hace décadas logrando una tasa de recolección superior al 75%. (ver más https://youtu.be/7nqmjrQcAgg)
¿Y en Uruguay?
En noviembre de 2024, Uruguay dio un paso significativo con la aprobación del decreto 292/024, que establece el Reglamento para la Gestión Integral de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE). Este decreto tiene como objetivo proteger el ambiente y la salud de las personas, promoviendo la incorporación al mercado de aparatos eléctricos y electrónicos más eficientes y menos contaminantes, y asegurando un sistema de gestión diferenciado de RAEE que priorice la valorización frente a la disposición final.
Newlife es una empresa en Uruguay dedicada 100% al reciclaje de aparatos eléctricos y electrónicos. En VERDE, invertimos y financiamos proyectos como este, que impactan de manera positiva en el ambiente.

¿Qué podés hacer vos?
Separar tus residuos electrónicos, informarte sobre los puntos de recolección, y no tirarlos junto a la basura común es un gran paso. Entre todos, podemos convertir un problema en una oportunidad para cuidar el planeta, recuperar materiales valiosos y avanzar hacia una economía más circular.
Bioq. Inés Tiscornia
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