Las playas arenosas y sus dunas cumplen un rol clave en la protección de la costa y en la biodiversidad. Sin embargo, un cuarto de todas las playas arenosas del mundo está en riesgo de desaparecer. Preservar estos ecosistemas es fundamental, y un pequeño gesto, como utilizar los senderos señalizados, puede marcar la diferencia.

Las playas arenosas son ecosistemas dinámicos que actúan como la interfase entre el medio terrestre y marino. Su equilibrio depende de factores como el viento, las olas y las mareas, los cuales moldean constantemente el paisaje y generan condiciones únicas para la vida. Aunque a simple vista puedan parecer entornos simples, albergan una gran biodiversidad, incluyendo crustáceos, moluscos, aves costeras y tortugas, que dependen de estos hábitats para alimentarse, refugiarse y reproducirse.
Las dunas, por su parte, son barreras naturales que protegen la costa de la erosión y amortiguan el impacto del oleaje. Estas formaciones de arena son moldeadas por el viento y estabilizadas por la vegetación, que ayuda a fijar los granos de arena y crear un hábitat propicio para otras especies. La vegetación dunar es clave para la estabilidad de estos ecosistemas, ya que sus raíces sujetan el suelo, reduciendo la pérdida de arena y evitando la degradación de la costa.

Sin embargo, estos ecosistemas están cada vez más amenazados por la urbanización, el turismo intensivo y el cambio climático. El aumento del nivel del mar y los eventos climáticos extremos aceleran la erosión costera. Además, el tránsito constante de personas y vehículos fuera de los caminos señalizados puede destruir la vegetación dunar, haciendo que las dunas pierdan estabilidad y sean más vulnerables a los vientos.
Para mitigar su degradación, muchas zonas costeras han implementado estrategias de conservación, como la delimitación de senderos para peatones, la revegetación con especies nativas y la restricción del tránsito de vehículos sobre la arena. Respetar estas medidas es fundamental para preservar el equilibrio del ecosistema.
Disfrutar de la playa y cuidar su biodiversidad pueden ir de la mano. La próxima vez que vayas a la playa, recordá seguir los senderos señalizados y evitar pisar las dunas. Pequeñas acciones pueden marcar una gran diferencia en la conservación de estos ecosistemas.
Bioq. Inés Tiscornia
Comments